La noticia de que la empresa de automóviles eléctricos BYD de origen chino quien además lidera las ventas a nivel mundial, considera construir una planta en México ha entusiasmado tanto a la prensa nacional como a políticos a nivel estatal y federal, argumentando que la instalación de esta fábrica será lo que finalmente consolide al Nearshoring. Pero a diferencia del resto de inversiones que han llegado a México gracias a la relocalización desde China, todo lo relacionado con automóviles eléctricos debe analizarse con mucho mayor cuidado, ya que en Estados Unidos se están encendiendo todas las alarmas posibles entre políticos, fabricantes, sindicatos y medios de comunicación en este tema, ya que consideran la entrada de vehículos eléctricos de origen chino a su mercado como una amenaza al futuro de su industria automotriz, así como una amenaza para su seguridad nacional debido a la cantidad de datos que todas las marcas de vehículos eléctricos recolectan de sus usuarios. Hecho que no
Frecuentemente y con justa razón en México atribuimos a los sindicatos la culpa de la ineficiencia del gobierno e incluso simplificamos la causa de grandes problemas nacionales a los respectivos que tienen secuestrados a Pemex, la CFE, el IMSS o la educación tanto a nivel federal como estatal, mientras que en Estados Unidos campañas anticomunistas durante la guerra fría y la infiltración del crimen organizado en algunos sindicatos cimentaron la mala imagen de los sindicatos en ese país. Pero el que existan este tipo de ejemplos que representan lo peor del sindicalismo, no significa que los sindicatos no deben de existir, ya que tienen la función de nivelar el poder de negociación de los trabajadores ante sus empleadores, que les permita garantizar la mejora de sus condiciones laborales, rol que resulta trascendental para la economía de un país, ya que a nivel macroeconómico la existencia o no de verdaderos sindicatos se ve reflejado en los ingresos promedio de los trabajadores. Por