¿Por qué la deuda pública no necesariamente es mala? y ¿Por qué? el presidente López Obrador Busca evitarla a como dé lugar


 

La austeridad republicana es un tema que volvimos a conocer gracias a las campañas presidenciales de López Obrador y su discurso oficial una vez llegó a la presidencia, este discurso se basa en lograr un gobierno sin derroches y con disciplina fiscal, pues el superávit fiscal es uno de los objetivos principales de esta política, y la razón de lograr un superávit fiscal, es el de no recurrir a nueva deuda pública y reducir el nivel de endeudamiento del gobierno federal. Además, a la hora de diseñar planes de contingencia contra la crisis económica provocada por el coronavirus, pero estos planes son tan limitados que hasta nos hacen creer que ni el presidente ni su gabinete dimensionan el problema económico en el que nos estamos adentrando, y la razón de esto es simplemente porque el presidente no quiere que se recurra a la deuda pública, Entonces cómo llegamos a este punto ¿por qué el presidente López Obrador tiene esa aversión a la deuda pública? 

¿Por qué el término deuda externa es uno de los grandes villanos según la psique nacional?

Como es de imaginarnos, la aversión del presidente a la deuda pública no es infundada y proviene de un miedo arraigado en el colectivo de los mexicanos, principalmente de aquellos que les tocó vivir la década perdida de los 80's, década en la cual México vivió una de las principales crisis económicas de nuestra historia, causada por el sobreendeudamiento del país, y que estuvo a punto de caer en suspensión de pagos.

La crisis económica que provocó el sobreendeudamiento del país, causó estragos en el nivel de vida de la mayoría de los mexicanos, debido a la hiperinflación y a las políticas que tuvo que implementar el gobierno mexicano para seguir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional y de esta manera mediante apoyos externos eventualmente salir del problema.

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Este catastrófico escenario se quedó grabado en la psique del mexicano promedio, quien entendía que la culpa de todo era la llamada deuda externa del país, a lo cual no ayudó en nada la crisis de 1995, en la cual se disparó la deuda pública como consecuencia de la devaluación del peso, y el rescate bancario implementado por el gobierno de Ernesto Zedillo el cual era necesario para evitar que la crisis se agravara aún más, pero permitió que los directores y dueños de los bancos se enriquecieran con dicho rescate el cual se financió con deuda pública, y hasta el día de hoy lo seguimos recordando con el nombre de FOBAPROA. 

Para qué debe usarse la deuda pública

Como se puede decir en muchos aspectos de la vida, nada con exceso todo con medida, la deuda pública no es mala por sí misma, es mala cuando el nivel de endeudamiento de un país excede ciertos niveles, y se convierte en un problema, tal como lo vivimos en México en la década de los 80´s, como lo vivieron recientemente Grecia y España o como lo está viviendo actualmente Argentina.

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Otro factor que nos indica si la deuda pública es buena o mala, es en que se usa dicha deuda, como recomendación general la deuda pública no debe ser utilizada para el pago de gastos corrientes (pago de nóminas, rentas, mantenimiento, insumos, etc.) salvo que no haya otra manera de pagarlos o en caso de emergencia, la deuda pública en general debe dedicarse para dos objetivos, construcción de obras públicas cuya utilidad social y económica contribuya al desarrollo económico o al bienestar social de la población, y en casos de crisis o emergencias, en los cuales un gobierno requiera de recursos adicionales para resolver un problema que ponga en riesgo la continuidad, la seguridad nacional o la seguridad de sus ciudadanos, o para implementar medidas anticíclicas para reactivar la economía interna durante una crisis económica.

Contexto actual de la deuda pública de México

Como consecuencia de la crisis económica de 1995, a partir de ese momento el gobierno de Ernesto Zedillo y los dos presidentes que le precedieron, establecieron políticas responsables las cuales redujeron los niveles de endeudamiento de México, hasta 2009 cuando los efectos de la crisis financiera obligaron al gobierno de Felipe Calderón a recurrir a la deuda para financiar políticas públicas en respuesta a la crisis económica. situación que continuó con el gobierno de Peña Nieto, el cual incrementó la colocación de deuda hasta llegar a niveles, que si bien seguían siendo sanos, si provocaron preocupación por la velocidad en que se incrementaron los niveles de endeudamiento de México, lo que provocó que dicho gobierno dejará de contraer deuda durante los dos últimos años de su gobierno, pero mantuvo déficits fiscales por encima de sus propios presupuestos.

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Si bien los gobiernos de Peña Nieto y Calderón incrementaron los niveles de deuda, esta siguió en niveles al límite de lo aceptable. Lo que debemos reprocharle a ambos gobiernos, es en que utilizaron dicha deuda, pues una parte de esta fue usada para el pago de gastos corrientes durante los últimos años de Felipe Calderón, y la situación se salió de control durante los primeros cuatro años del gobierno de Peña Nieto donde la mayoría de la deuda pública no solo se utilizó en gastos corrientes, sino que en el mismo periodo se redujo la inversión en obras públicas, lo que significa en pocas palabras es que se derrochó el dinero de la deuda, porque en este momento, el gobierno tiene que sacrificar una parte significativa del presupuesto para pagar la deuda, pero no nos quedamos con obras publicas que apoyen a la economía, o incrementen el bienestar social de la población.

Justo en ese contexto es en el que tomó protesta el presidente López Obrador, por este motivo su política de austeridad tenía todo el sentido del mundo hasta hace apenas un par de meses. La reducción del tamaño del gobierno y la política fiscal de superávit presupuestal, son de las pocas acciones de este gobierno en las que estoy de acuerdo, pero estas políticas han sido llevadas al extremo en que el gobierno ha comprometido su capacidad de proveer servicios como educación, seguridad y salud debido a los recortes de presupuesto, al mismo tiempo en que otras áreas del gobierno no han sido tocadas, debido principalmente a la presencia de sindicatos poderosos.

La nueva realidad causada por la pandemia

Las condiciones en que se encuentra México y el mundo, son solo comparables con la pandemia de la gripe española de hace 100 años, y la crisis económica que se está gestando está comenzando a alcanzar los parámetros de la gran depresión de 1929, esa es la realidad que estamos afrontando en estos momentos, por lo que el utilizar deuda pública esta completamente justificado, si esta se utiliza para financiar al sector salud para que enfrente la crisis sanitaria y para defender los empleos de los trabajadores mexicanos los cuales están en riesgo a causa de la cuarentena.

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Paradójicamente, y para mala suerte del presidente López Obrador, los niveles de endeudamiento se han incrementado a consecuencia de la devaluación en un 30% del peso, durante lo que va de la crisis económica del coronavirus, por lo que, aun si no se cambia de opinión respecto a contraer deuda publica para hacer frente a la pandemia, hoy México esta mas endeudado que antes de que el presidente tomara protesta.

Pero como lo mencione anteriormente la deuda pública no es mala si se utiliza en los niveles correctos y para los fines adecuados, Por lo que, si bien hoy México cuenta con margen para endeudarse, este es algo limitado, y el contraer más deuda pública está justificado sólo si esta se utiliza solamente en la construcción de obra pública, rentable tanto económica como socialmente o si se usa para financiar medidas anticíclicas enfocadas en mantener e incentivar la productividad del país. Por lo que, si el presidente en algún momento cambia de opinión y adquiere deuda pública, pero la utiliza para financiar programas sociales es mejor que mantenga sus ideas como hasta este momento, porque de hacerlo correríamos la misma suerte que el México de los años 80´s o Argentina en estos momentos.


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