¿Por qué el acabar con la cuarentena, no es suficiente para salir de la crisis económica?
Mientras seguimos
adentrándonos en la pandemia del covid-19, y sus efectos tanto sanitarios como
económicos ya son perceptibles a simple vista, los diferentes gobiernos tanto
de México como del resto del mundo, se están viendo presionados por una parte de
la opinión pública, para que se relajen las restricciones de movilidad de la
población para que de esta manera se reduzcan los efectos económicos de la
cuarentena. Pero conforme vamos teniendo más información sobre los efectos de
la pandemia, los pronósticos económicos cada vez son menos optimistas, debido a
que las instituciones que los elaboran, ya están considerando los diferentes
factores como a afectado la pandemia, así como los riesgos que nos seguirán
afectando, una vez que termine la cuarentena.
El informe recién publicado del Fondo Monetario Internacional, en el cual predice que la economía mundial se contrajo un 5% durante 2020, es solo uno más de los informes de instituciones alrededor del mundo, que nos recuerdan la dura realidad que estaremos enfrentando en el corto y mediano plazo. Esto debido a que una buena parte de nuestra población creen que la crisis económica provocada por el coronavirus, se acabará inmediatamente después termine la cuarentena, pero tal y como lo argumentan quienes piden que se reanuden las actividades económicas, no podemos esperar por siempre a que el virus del coronavirus desaparezca o que a que se desarrolle una vacuna, por lo que gradualmente volveremos a nuestras actividades, pero seguiremos conviviendo con los riesgos inherentes al virus del covid-19, lo que provocará que podamos reanudar todas nuestras actividades anteriores a la pandemia, o por lo menos no de la misma manera.
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Como lo he comentado anteriormente, la cuarentena duró mucho más tiempo de lo que esperábamos, sin lograr el objetivo de disminuir el ritmo de contagios, e incluso en México estamos reanudando muchas actividades cuando nos encontramos en el pico de la pandemia e incluso el ritmo de contagios aún es ascendente, lo que hace muy probable que no hayamos llegado aún al tope de casos activos en nuestro país. Por lo que al regresar a nuestras actividades, seguiremos conviviendo con los riesgos que nos presenta el covid-19, lo que significa que los centros de trabajo deben de cuidar distancias y concentraciones de personas, hecho que limitara el número de personas que podrán recuperar sus empleos, principalmente en aquellas actividades que deban hacerse de forma presencial, por lo que si bien la tasa de desempleo se reducirá gracias a la reapertura económica, continuará siendo bastante más elevada que antes de la pandemia.
A lo que debemos sumarle
dos factores más, el riesgo latente de que se den nuevos brotes de coronavirus,
y la incertidumbre o el miedo de la población a contagiarse, el cual les impedirá
realizar todas las actividades que hacía antes de la pandemia, incluso si ya
estuviera permitido realizarlas, principalmente en el caso de actividades no
esenciales que simplemente podríamos elegir no hacer, como es el caso de
actividades de esparcimiento como gimnasios, cines, bares, conciertos etc., lo
que obligará a las empresas a incrementar sus estándares de seguridad, pues al
final del día la responsabilidad de cuidarse recaerá en cada persona, y la
mayoría elegirán realizar sus comprar en lugares que consideren más seguros.
Y es específicamente la incertidumbre y la caída de la confianza de los consumidores, lo que ha agravado la crisis económica, y lo que provocará que esta se prolongue más allá de la cuarentena, debido a que la incertidumbre sobre lo que pueda suceder en los siguientes meses, está obligando a la población a reducir sus gastos y ahorrar de forma generalizada, fenómeno que mantendrá los niveles de demanda por debajo de las condiciones anteriores a la pandemia por varios meses más, por lo menos hasta que esté disponible para la población general una vacuna para el covid-19, o se logre una contención absoluta de la dispersión del virus.
Por otro lado, como lo indica un estudio del MIT que analizó la recuperación de empleos manufactureros en el norte de Estados Unidos, debido a la reubicación de fábricas a China a principios de los 2000, el cual hace hincapié en lo difícil que es tanto el recuperar dichos empleos en manufacturas, como el que las personas que perdieron esos empleos, encuentren otros, debido a que son personal especializado en labores específicas propias del sector de la empresa en que trabajaban. Lo que nos recuerda que en este momento se debe de poner especial atención a los empleos que se están perdiendo en el sector manufacturero porque estos serán los últimos que se van a recuperar, y si tomamos en cuenta las estadísticas de consumo en Estados Unidos, solamente podemos esperar que lo peor en el sector manufacturero aún está por venir.
Por este motivo urge una
estrategia de los diferentes niveles de gobierno, para facilitarle la operación
a las empresas manufactureras, ya que su importancia es trascendental para la
economía de México, debido a que emplean de forma directa e indirecta a cerca
el 40% de los trabajadores mexicanos, y todos ellos cotizan en el seguro social
y pagan impuestos, por lo que cada empleo perdido en el sector manufacturero
tiene un mayor efecto en la economía en general. En este sentido cabe mencionar
que, en los próximos días, entrará en vigor el nuevo tratado de libre comercio
con América del norte, hecho que debemos aprovechar hoy más que nunca no solo
para defender nuestro mercado laboral, sino también para captar las empresas
manufactureras que busquen salir de China debido a las tensiones comerciales y
geopolíticas con Estados Unidos.
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