La pandemia ha evidenciado el problema de la pobreza laboral en México
Desde hace ya un año que comenzó la pandemia, hemos especulado sobre cuáles serían sus repercusiones en la economía, a lo que casi un año después estamos obteniendo las primeras respuestas, debido a que comienzan a publicarse indicadores al respecto, y debido a que la mayoría de las preguntas que nos hacíamos sobre los efectos de la pandemia, se relacionaban con la pérdida de empleos y reducción de ingresos de nuestra población, no es de sorprendernos que el índice de la tendencia laboral de la pobreza publicado por el CONEVAL, sea uno de los indicadores más relevantes ya que nos da una imagen más clara, y en este caso más cruda de la realidad de los trabajadores mexicanos.
El informe publicado por el CONEVAL compara el cuarto trimestre de 2019 con el cuarto trimestre de 2020, lo que nos muestra la cruda realidad de una buena parte de los trabajadores mexicanos, pues el conocer que el 40% de las personas que tienen un trabajo remunerado no les alcanza para comprar la canasta alimentaria,, o dicho en otras palabras al 40% de quienes trabajan no les alcanza para comer, así de crudo como se escucha, por lo que no hay manera de que no sea una mala noticia, incluso si se maneja bajo la narrativa que intentó manejar el gobierno federal, quien trató de convencernos de que si bien el porcentaje es muy alto, este se viene reduciendo en comparación con el trimestre anterior de este año, cuando el 44% de los trabajadores mexicanos vivían en pobreza laboral.
El incremento de la pobreza laboral según
el CONEVAL es el resultado de una reducción del ingreso real del 2.5% y un
incremento del costo de los alimentos del 6.1% en zonas urbanas y de 7.6% en
zonas rurales, ambos incrementos muy por encima de la inflación reportada
durante ese mismo periodo.
Pero a simple vista lo más sorprendente de
esta explicación, es que después de conocer que al 40% de los mexicanos con un
empleo no les alcanza para comer, esa cifra se alcanzó debido a una reducción
en tan solo del 2.5% del ingreso de los trabajadores, esto durante un año de
pandemia, la cual provocó que nuestra economía como las del resto del mundo
cayera en la peor crisis después de la gran depresión. Lo que hace notar de
sobremanera que en este periodo el ingreso de los trabajadores mexicanos se
haya reducido solamente un 2.5% en valores reales, una cifra mucho menor a la
que pudiéramos suponer, o que especulamos al principio de la pandemia, lo que
hace que nos preguntemos ¿Por qué?
Entonces, ¿por qué, el ingreso promedio de los mexicanos se redujo 2.5% y no 13%?
Debido a que los trabajadores mexicanos han recurrido a la informalidad en busca de un ingreso, es la principal explicación del porqué el ingreso promedio de los mexicanos no se redujo a los niveles que temíamos al inicio de la pandemia, aunque ello ha venido de la mano de una mayor exposición al virus la cual se ha reflejado en los altos índices de contagios que presenta México en comparación con otros países de población similar, además de que el hecho de que los trabajadores mexicanos hayan encontrado otras fuentes de ingresos, no significa que estos hayan logrado mantener su nivel de vida, lo que explica el incremento de la pobreza laboral.
La pobreza laboral ya era muy alta antes de la pandemia
Además del evidente salvavidas que representó la pandemia para nuestra economía, la segunda explicación del porqué se redujo tan poco el ingreso de los mexicanos es mucho más cruda, ya que el índice de la tendencia laboral de la pobreza deja en evidencia que las condiciones de pobreza laboral en México ya eran demasiado elevadas antes de la pandemia, como lo podemos ver en la comparación con el último trimestre de 2019 cuando la pobreza laboral era del 37.3%.
Y si analizamos más a detalle podemos
encontrar más evidencias de lo precaria de la situación laboral en México antes
de la pandemia, pues al observar el índice de pobreza laboral de cada estado,
podemos ver como en los estados que antes de la pandemia tienen los índices de
precariedad laboral más elevados tuvieron incrementos apenas marginales durante
la pandemia, mientras que en los estados con los índices más bajos el efecto de
la pandemia fue más significativo.
Por ejemplo, en Chiapas el índice pasó de
64.3 a 64.9, en Guerrero paso de 58.6 a 60.9, y en Oaxaca paso de 56.6 a 60.6%,
mientras que en Baja California Sur el índice de pobreza alimentaria pasó de
17.4 a 26.5, en Baja California pasó de 18.7 a 25.3 y en Nuevo León paso del
19.8 al 24%.
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